BAJA LABORAL FINGIDA

UN FRAUDE CONTRA SU EMPRESA Y CONTRA LA SEGURIDAD SOCIAL

INVESTIGAR BAJA FINGIDA

DESCUBRA CÓMO PONER FIN A ESTE FRAUDE

 

Última actualización: 28 de julio de 2017

Las bajas fingidas son una recurrente fuente de encargos para agencias de detectives privados como DETECTIVES SEVILLA, recibiéndose casi a diario numerosos encargos para controlar a trabajadores en situación de baja laboral médica por incapacidad temporal.

En un elevado porcentaje, nos hemos encontrado con que el trabajador utiliza fraudulentamente este tiempo destinado a la recuperación de su dolencia mediante el tratamiento prescrito.

Generalmente, estos sujetos suelen emplear este tiempo para trabajar en una segunda actividad laboral, hacer reformas en casa o simplemente tomarse unas vacaciones adicionales fuera de la temporada vacacional, a costa de la seguridad social y ocasionando un grave perjuicio a su empresa.

BAJA LABORAL MÉDICA FINGIDA

La investigación de una baja laboral médica por incapacidad temporal, no es una tarea sencilla. Este servicio requiere de unos profundos conocimientos de probática y de una dilatada experiencia profesional.

Cada baja médica, al igual que cada trabajador, es un mundo, por consiguiente detectar y probar este tipo de fraude es una compleja tarea destinada sólo a profesionales.

QUÉ ES UNA BAJA LABORAL

Una baja laboral por incapacidad temporal es una medida de protección social por la que el trabajador está autorizado para ausentarse de su centro de trabajo y de sus resposabilidades laborales para poder dedicar su tiempo a la recuperación de la dolencia que le afecta.

TIPOS DE BAJAS LABORALES

Desde la perspectiva del detective privado y de la investigación del fraude laboral de la baja fingida, los detectives distinguimos dos tipos principales de bajas laborales: las que están motivadas por una lesión o dolencia física; por ejemplo: aquellas bajas laborales originadas por la fractura de un hueso, un esguince, una lumbalgia, etc, y aquellas bajas fundamentadas en una dolencia psíquica: bajas por ansiedad, o por depresión.

CÓMO DESCUBRIR EL FRAUDE LABORAL

Los detectives privados, en estos casos, realizamos un control del trabajador, para acreditar qué tipo de vida lleva la persona en su periodo de convalecencia.

Generalmente, nos encontramos con personas que no siguen el tratamiento médico prescrito, llevando un tipo de vida que no sólo no es acorde con su proceso recuperativo, sino que en muchos casos es claramente incompatible con éste.

El cometido del investigador privado es la obtención de pruebas:

SERVICIO DE INVESTIGACION DE BAJAS FINGIDAS

PROBÁTICA

La investigación es el medio que lleva al detective al fin: probar unos hechos, una conducta, una situación, etc.

La disciplina probática es el sustento o piedra angular de la investigación, constituye los principios, criterios, métodos y objetos investigativos con los que obtener los resultados de una manera eficaz, eficiente, rápida e irrefutable.

Se trata pues de un elemento fundamental en los estudios de los detectives privados y en su futura praxis.

ACREDITAR UNA BAJA FINGIDA

CRITERIOS PROBÁTICOS

Primeramente, habría que plantearse qué pretendemos probar, estableciendo así el objeto de prueba y los métodos a emplear.

El enfoque que se le da a la investigación de una baja fingida NO es -como podría pensarse- la obtención de pruebas de la simulación de una dolencia o enfermedad por parte del trabajador para conseguir algún tipo de beneficio (vacaciones pagadas a costa de la seguridad social, terminar alguna chapuza pendiente en casa, trabajar en otro lugar, preparar unos exámenes, etc.).

Baja simulada por trabajador

La razón es sencilla: demostrar científicamente que alguien padece algún tipo de dolor es algo prácticamente imposible, así que como no se puede demostrar, ningún abogado (ni detective) debería afirmar algo parecido, puesto que el juez desestimará cualquier argumento en esa dirección.

Así que nuestro enfoque o punto de mira se dirigirá hacia el uso que hace el investigado de su baja médica, para probar si con su conducta está perjudicando y prolongando deliberadamente el proceso de recuperación prescrito.

Por ejemplo: si una persona se diera de baja por una lesión de rodilla y fruto de nuestro servicio de observación y control (coloquialmente conocido como “seguimiento”) observamos que sale a correr, evidentemente, la actividad de correr no es lo más conveniente para el reposo y recuperación de su rodilla.

De esta forma, podremos afirmar que, hay claros indicios de que el investigado no está siguiendo el tratamiento prescrito y voluntariamente está prolongando innecesariamente una situación excepcional: su baja médica laboral por incapacidad temporal.

Todo dato médico es confidencial, por esta razón cuando un trabajador comunica a su empresa que le han concedido una baja médica, ni tiene obligación de comunicar la causa de la baja, ni generalmente lo hace (se suele describir como «enfermedad común», etc).

ELEMENTOS DE SCREENING Y PRUEBA

El investigador tendrá que realizar su «screening» atendiendo a múltiples objetos de investigación: bipedestación (tiempo que pasa de pie, si tiene alguna dificultad para mantenerse de pie, etc). Capacidad ambulatoria (tiempo que pasa caminando y si tiene alguna dificultad para realizar esta actividad). Flexión y torsión de articulaciones (si gira o flexiona con dificultad las extremidades, tronco y cuello). Levantamiento y transporte de peso (bolsas, niños, etc). Consumo de alcohol (contraindicado con la ingesta de determinados fármacos -como los antidepresivos-), etc. Conducción de vehículos, etc.

A la hora de elaborar el informe, se destacarán aquellas acciones que pudieran estar contraindicadas con una serie de dolencias genéricas.

INFORME Y RATIFICACIÓN

 A la hora de redactar el informe, el investigador privado deberá ceñirse a las observaciones realizadas, a los datos recabados, omitiendo y reservándose para sí cualquier juicio de valor o cualquier deducción, dado que los detectives somos profesionales de la investigación, de la obtención de datos e información y la parte valorativa, fundamentalmente, queda en manos del cliente o del  juez, si el caso tuviere relevancia judicial y tuviera que resolverse en sede judicial.

Los jueces dan por acreditados los hechos, los investigadores, con nuestros aportes, disipamos las razonables dudas que pueda tener el magistrado, dando crédito a una de las posibles líneas fácticas o argumentales. Si me permiten la paráfrasis o adaptación personal del dicho popular:

«El detective propone y el juez dispone»

Es así. Por muy «atadas» que podamos pensar que están la pruebas aportadas en el informe, en sede judicial todo es posible, llegando a ver visto casi de todo tras tantos años de servicio y tantas ratificaciones.

Les dejo a modo de broche de humor del artículo una frase que escuché en sede judicial. Su autor fue un perito (médico) que trataba de defender ante el juez por qué su cliente estando de baja laboral por un serio problema en ambas piernas se pasaba todo el día en la calle de paseo, visitando amigos, tomando cervezas, permaneciendo largo rato de pie, caminando largos trayectos, conduciendo, etc; (eso sí cuando iba a revisión médica iba con muletas, caminando con gran dificultad). Esto fue lo que el médico declaró:

«…la dolencia del paciente mejora notablemente con la actividad. También hay que tener en cuenta que una baja médica no es un arresto domiciliario…»

De manera que, según este «profesional«, sólo la actividad de ocio y esparcimiento facilita la recuperación. Estando contraindicada la actividad laboral…

CONSECUENCIAS DE LA BAJA FINGIDA

Una vez queda suficientemente acreditada la conducta negligente del trabajador, quien retrasa o prolonga indefinidamente su recuperación de una manera voluntaria, haciendo caso omiso del tratamiento prescrito y llevando un tipo de vida y actividad claramente incompatible con la recuperación de su dolencia, la empresa procederá a despedir disciplinariamente al trabajador, perdiendo éste su indemnización o finiquito.

La empresa no sólo conseguirá librarse del trabajador defraudador con el despido disciplinario, sino que además conseguirá restablecer la paz social en la empresa, paz que se quebranta con este tipo de conductas antisolidarias, dado que el trabajo del empleado de baja, suele repartirse entre el resto de plantilla, ocasionando una sobrecarga que adquiere cotas exponenciales cuando, para más inri, son conocedores que su «compañero» ha solicitado la baja de una manera «injustificada».

CASOS DE BAJA LABORAL FINGIDA DESCUBIERTOS

A lo largo de todos estos años, hemos destapado numerosos casos de baja laboral fingida. Casos que pasamos a relatar cambiando detalles para que nadie pueda sentirse identificado.

De baja y pluriempleada

En esta investigación, se nos encargó controlar los movimientos de la trabajadora de una empresa de montaje de muebles de cocina.

Nuestro cliente sospechaba de que su baja laboral pudiera ser un montaje para coger un mes adicional de vacaciones.

Al realizar el primer control, el seguimiento de la mujer nos llevó a una localidad cercana a la suya. Tras bajar de su vehículo se introdujo en un restaurante. Cuando nos introdujimos en su interior ya estaba detrás de la barra, sirviendo desayunos, fregando platillos, vasos y las cucharas de los cafés matutinos e incluso cobraba las consumiciones que iba sirviendo.

De forma que la montadora de muebles de cocina, había cogido una baja para trabajar en el restaurante familiar de su pareja.

El resto de días de control arrojaron el mismo resultado: la baja laboral era fingida y se empleaba para cometer este fraude.

Actuación digna de un Óscar

En este caso, nuestro cliente nos contactó para verificar si uno de sus camareros pudiera estar cometiendo el fraude de la baja fingida.

El trabajador había informado a su empresa que un serio problema de rodilla le impedía casi permanecer de pie. Solicitando la baja médica para poder tratar su dolencia.

El primer día de control, nos desplazamos hasta las inmediaciones de su domicilio: una casa adosada en una zona residencial con un gran parque a cien metros de la vivienda.

No había transcurrido ni una hora de control, cuando vimos al investigado salir de su domicilio con un gran pastor alemán. A buen ritmo, se trasladaron al parque que hay cerca del domicilio. Allí permanecieron durante una hora: corriendo los dos, jugando con una pelota pequeña.

Tras este prolongado y activo paseo, se desplazó junto con su pareja a un mercadillo de la capital, donde estuvieron paseando durante aproximadamente dos horas.

Los siguiente controles mostraron lo mismo: una persona sana y activa que no paraba en casa; y a la que su supuesta dolencia no le impedía correr, agacharse, coger peso, etc.

El último control que se le hizo, fue definitivo. Tras su paseo matutino con su mascota, en el que corrió casi más que el can, se introdujo en el domicilio. Pasaron varias horas y vimos llegar una ambulancia que se detuvo junto a la puerta de la vivienda.

De la ambulancia se bajó un hombre que al llamar al domicilio ayudó al investigado a sortear el escalón de su entrada. El investigado salió caminando con dificultad extrema, apoyándose en dos muletas. Tardó varios minutos en poder llegar y subirse a la ambulancia. No podía casi mantenerse en pie.

La actuación, digna de Óscar, se repitió para salir de la ambulancia y acudir a lo que parecía una cita o revisión con su compañía aseguradora. La salida de la mutua, fue igual de dificultosa y de sobreactuada, al igual que volver a subirse a la ambulancia y su posterior salida de la misma.

El juez tuvo más que suficiente con ver las imágenes del último día.

La abogada que no podía acudir a juicio

En esta ocasión, nuestro cliente nos comenta que aproximándose la fecha de la resolución de un importante litigo, la abogada de la otra parte solicita un aplazamiento alegando que se ha roto un brazo y esto le impide manejar papeles, libros, escribir y preparar esta última vista. 

Nuestro cliente sospecha que esta circunstancia no es más que una estratagema de la otra parte para seguir posponiendo una sentencia que a todas luces será adversa.

Por esta razón, nos encarga verificar la situación real de la letrada.

Los días de control, las observaciones realizadas mostraron que la abogada, pese a tener una escayola, hacía vida normal. Tanto es así que se la filmó comprando tubos, cargando con ellos, firmando un albarán y hasta pasando consulta en su bufete.

El juicio tuvo lugar y la abogada fue sancionada.

Si sospecha que su empresa está siendo víctima de este tipo de fraude, no lo dude: infórmese

 

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