INVESTIGACIÓN ECONÓMICA
DESCUBRIMOS INGRESOS Y PATRIMONIO OCULTO
En la actualidad, investigamos frecuentemente a hombres que dejan de pagar la pensión alimenticia de sus hijos, o la pensión compensatoria de su ex. Es frecuente que se declaren insolventes y que digan que no perciben ningún tipo de ingreso, cuando la realidad es bien distinta, habiendo llegado a encontrarnos detrás de estos padres «insolventes» con empresarios de abultados ingresos e importantes patrimonios ocultos.
Es frecuente encontrar morosos en sectores donde hay un elevado índice de economía sumergida (profesiones liberales, etc). Alguien que realiza su actividad laboral o económica en economía sumergida, a todos los efectos no obtiene ingresos, con lo que le resulta fácil salir airoso de un juicio por impagos. En estos casos, es fundamental la labor de investigación de los detectives privados, para poder demostrar los medios de vida y las fuentes de ingresos de estos sujetos y obligarles judicialmente al pago de sus deudas.
Tenga en cuenta que, salvo en los juicios por delitos graves, los jueces no disponen de nadie que investigue por ellos, que les aporte pruebas sobre determinados hechos, que pueda sacarles de la duda razonable, que añada la luz de la verdad a dos declaraciones antagónicas. Un juez puede en todo caso solicitar documentación, como la vida laboral de un ciudadano, etc, pero:
¿Qué sucede si como anteriormente adelantábamos una persona realiza su actividad laboral/empresarial en economía sumergida, o si oculta sus bienes?
Sucede que, si esta persona no es desenmascarada por la investigación de una agencia de detectives privados, para el juez constará como una persona sin recursos, sin ingresos económicos, sin bienes, y por lo tanto, no se le podrá obligar a que realice ningún pago, demorando indefinidamente la satisfacción de la deuda o deudas contraídas.
No se la juegue. ¿Qué sería de España sin la economía sumergida? Para Francisco de la Torre, Inspector de Hacienda, experto en fraude fiscal y autor del libro “¿Hacienda somos todos?” (Editorial Debate), la respuesta a esta pregunta es evidente: “la economía sumergida impide una explosión social“.
Este experto asegura que allende nuestras fronteras no se entiende (y con razón) que con las cifras de paro que tenemos, nuestro país no esté ardiendo y las calles tomadas por los ciudadanos.
Los detectives privados conocemos bien este fenómeno. De la Torre tiene toda la razón. Gran parte de nuestras investigaciones están encaminadas a destapar el fraude de la economía sumergida.
Para nuestros clientes, somos su única esperanza, su última baza. Sin nuestra investigación y nuestro informe, resulta imposible probar ante un tribunal que una persona trabaja en economía sumergida. En breve, hasta los inspectores de la Seguridad Social solicitarán nuestros servicios para probar estos difíciles casos.
No les podría decir, el número de veces que hemos probado en sede judicial casos de este tipo. El número de ocasiones que hemos podido ayudar a mujeres a quienes sus ex parejas no les pasaban la pensión alimenticia de sus hijos, gracias a que trabajaban en negro y no había nómina que acreditase unos ingresos (que existían, pero de manera subrepticia).
El fraude de la economía sumergida es muy variado. Se ve en la sempiterna pregunta: “¿con o sin factura?. En las empresas familiares que autoemplean a sus miembros y los despiden periódicamente, para que éstos cobren el paro mientras que siguen trabajando en la empresa. También se ve en el típico caso del restaurante o bar en el que trabajan ocho y sólo uno está dado de alta como autónomo. Lo vemos con frecuencia en el fontanero que cobra el paro mientras que tiene abierta su tienda de fontanería y hace trabajos a domicilio. En la empleada doméstica, el jardinero, etc.
Las variantes son múltiples, pero el fondo es el mismo: un fraude contra el Estado, y por ende contra nosotros mismos los ciudadanos.
Los detectives privados vemos los rostros de algunos perjudicados directos por este fraude: nuestros clientes y sus hijos.
La economía sumergida tiene solución, aunque ésta se vea bastante lejos. La solución comienza con el ejemplo, y resulta difícil, cuando no imposible, que el ciudadano se concience de que debe respetar la ley, cuando ve que en este país nadie parece cumplirla.
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