CÓMO DESCUBRIR LA INFIDELIDAD
LA INFIDELIDAD
En DETECTIVES SEVILLA somos conscientes de que la intranquilidad, el desasosiego, la ansiedad que produce la mera sospecha de que nuestra pareja pudiera estar siéndonos infiel, hace de este servicio uno de los más solicitados.
Generalmente, cuando un hombre o una mujer, se decide a contratar nuestros servicios es porque las sospechas, la duda, la incertidumbre, hacen de su vida diaria un tormento insoportable, pudiendo llegar a destruir su relación con tanta facilidad como la confirmación de sus temores. Por esta razón, son contratados nuestros servicios, para poder acceder a la verdad y confirmar que sus sospechas son infundadas o para comprobar si efectivamente su pareja le está engañando con otra persona.
Muchas personas, al oír hablar de los detectives privados suelen imaginarnos investigando casos de infidelidad. No van mal encaminados, ya que aunque el grueso de nuestras investigaciones versan sobre fraude empresarial y laboral, la infidelidad no es más que otra “modalidad” de fraude, que también investigamos.
Mientras que el móvil de los casos de fraude que tratamos suelen tener un trasfondo económico y es fácil de detectar, la infidelidad al tener un móvil afectivo, permanece oculto a los ojos de la persona que lo sufre, hasta que llegan los primeros indicios, las primeras señales de alarma.
Cuando solicitan nuestra ayuda, en un elevado porcentaje de los casos, la persona que quiere averiguar la verdad ya la sabe.
Generalmente, cuando se recurre a los detectives, se tiene bastante claro qué está sucediendo, pero antes de dar el paso definitivo: la ruptura, con todo lo que ello conlleva, precisan de la prueba, de la confirmación, desean ponerle cara a la otra persona, y ahí es donde el detective privado cierra el círculo que comenzó con unas contradicciones, con un excesivo celo de proteger esas conversaciones de whatsapp, esas fotos, esas llamadas de “amig@s” o “compañer@s de trabajo” a deshora.
Cuando los detectives privados probamos estas conductas, el sentimiento que percibimos por parte de las personas que reciben nuestra confirmación, más que de dolor, de negación y rabia, observamos que proporciona tranquilidad.
La serenidad necesaria para saber que el paso a tomar ya no es fruto de imaginaciones, de celos desmedidos, de simples coincidencias o de miedos sin fundamento. No le falta razón al aforismo: “la verdad os hará libres”, ya que conocer la verdad supone desprenderse de la venda del desconocimiento y la antesala del fin de una relación basada en la mentira.
Si quiere conocer la verdad, no dude en ponerse en contacto con nosotros. Nuestros detectives privados averiguarán qué hay detrás de sus sospechas.
QUÉ ES LA INFIDELIDAD
El término infidelidad es mucho más amplio de lo que podemos suponer, aunque por naturaleza cuando la mayoría de los seres humanos escuchamos esta palabra la asociemos automáticamente a una situación: parejas .
Son múltiples los conceptos, definiciones e incluso las acepciones que están vinculadas a ella, pero en nuestro cerebro más allá de largas explicaciones, entramadas y formuladas teorías, muchas palabras y hasta frases, la palabra infidelidad encuentra una determinante y lapidaria respuesta que la define: engaño .
Para organizar la idea, sería algo así como: La acción en la que una persona sostiene relaciones íntimas con otra que no es su cónyuge, pareja o relación formal.
Pudiéramos llegar a pensar erradamente que solamente son infieles aquellos que ha decidido unir sus vidas ante la ley o ante la iglesia y esto no es así. Ocurre una infidelidad cuando una de las personas que se encuentra en una relación establece un vínculo con una tercera.
CAUSAS DE LA INFIDELIDAD
La infidelidad puede ocurrir por muchas razones, llegando, aunque parezca mentira, a generarse sin que exista un motivo. Sin embargo, generalmente no sucede sin una razón o motivo que la provoque, no es en general una acción espontánea.
Las causas explicativas de la infidelidad son múltiples, las hay internas y externas. Las externas están relacionadas con factores fuera de la pareja o la relación más allá de las personas que la integran. Las internas son las que se generan entre los dos miembros de esta sociedad.
Resaltan como las más llamativas la monotonía en la que la pareja experimenta un cansancio producido por la rutina, desmotivación para realizar actividades en conjunto, falta de deseo de pasar tiempo con la otra persona, de compartir a veces hasta el mismo espacio físico.
Una vida íntima insatisfactoria de la pareja puede ser también una frecuente causa de infidelidad. El sexo es parte importante de una relación, si éste presenta deficiencias que no se comentan, ni se les busca solución, podría fácilmente convertirse en un detonante de infidelidad, al intentar buscar en un tercero esa satisfacción sexual. Amarse sin duda es imprescindible en una relación pero que el sexo no funcione puede ser el motor que detone una infidelidad.
Los infieles pueden estar de enhorabuena al existir teorías genéticas con las que poder excusar o justificar su infidelidad. Según algunos genetistas la capacidad de traición podría estar predeterminada o escrita, al menos en parte, de forma que una aproximación a este tema desde el punto de vista psicológico podría quedar desplazada a un segundo plano.
Durante el 23 Congreso de la EPA (Asociación Europea de Psiquiatría), organizado en Viena, se defendió la postura opuesta: el papel desempeñado por los genes no debe convertirse en una coartada y su determinación o participación sigue siendo una hipótesis aún por evaluarse.
Entre los principales problemas para dilucidar esta importante cuestión, son el hecho de que los estudios de la conducta de la infidelidad es una tarea difícil.
Como podemos imaginar, el primer obstáculo es encontrar a suficientes participantes para el estudio. Los científicos apuntan a que independientemente del país y de la cultura, no hay mucha gente dispuesta a admitir una infidelidad, lo que disminuye las posibilidades de éxito del estudio estadístico, por la poca significación estadística de la muestra obtenida.
Sin embargo, el hecho la existencia de indicios preliminares, como los estudios genéticos realizados sobre los pares de gemelos idénticos que comparten los mismos genes, mostraron una misma predisposición a determinadas conductas como la infidelidad.
Otras investigaciones realizadas, también conducen a identificar algunos circuitos implicados, como los gobernados por los neurotransmisores dopamina y oxitocina. El primero está implicado en la recompensa, el placer y la curiosidad que nos impulsa a buscar nuevas emociones. La segunda es la molécula en la base de la formación de lazos. Los expertos dicen que la variabilidad genética de estos circuitos puede estar involucrada en la susceptibilidad de ser proclive a la infidelidad, aumentando o disminuyendo la tendencia a buscar nuevo amor.
Marcel Waldinger, neuropsiquiatra y experto de la Universidad de Utrecht sin embargo, nos recuerda que los genes interactúan con el medio ambiente, y que éstos podrían predisponer a la infidelidad.
En resumidas cuentas, la cultura, la religión, la tradición y lo que hay en nuestra psique siguen siendo los factores importantes, no pudiéndose descargar toda la responsabilidad en nuestra carga genética.
TIPOS DE INFIDELIDAD
- Infidelidad parcial o emocional
- Infidelidad completa
INFIDELIDAD PARCIAL O EMOCIONAL
La relación de mi pareja con esa persona del sexo opuesto: ¿es amistad o es una infidelidad emocional»?
Existe un nuevo tipo de infidelidad ha ido en aumento desde hace décadas, y es una de las mayores amenazas al matrimonio: las «infidelidades emocionales».
El lugar de trabajo, hoy en día, se ha convertido en la nueva zona de riesgo, por la de oportunidades que se presentan para las «infidelidades emocionales», lugar sólo superado por el líder indiscutible, el sustrato perfecto para los infieles: Internet.
Según especialistas en la materia, como la norteamericana Shirley Glass, doctora en Psicología y autora del libro «reconstruir la confianza y recuperar la cordura tras una infidelidad»: una relación sin sexo puede ser tan intensa, o aún más, que una sexual, y si le sumamos las relaciones de amistad que se establecen en el trabajo; de la amistad y «amor platónico» se puede pasar con facilidad a un amor más físico o sexual.
Para poder entender la intensidad de la infidelidad emocional, se puede describir como una adicción, como una forma de amor adictivo. Esto es así porque es más fácil desprenderse de un patrón tóxico cuando se despersonaliza la experiencia. Ver este problema como una adicción también permite identificar su naturaleza u origen con mayor claridad y para liberarse del patrón tóxico.
No es casual que las personas alcohólicas y las adictas a otros tóxicos sean más propensas a establecer relaciones tóxicas. Los neurotransmisores que se activan cuando esa persona nos hace «sentirnos especial» es lo que nos hace dependientes del patrón dañino del flirteo y nos introduce en la infidelidad.
La adicción a una persona o sustancia, activa en el cerebro un estado o trance que nos envuelve, no nos permite pensar con claridad y no nos deja tomar la decisión lógica o correcta. Por otro lado, retroalimenta y refuerza las conductas que liberan estas sustancias químicas que nos proporcionan un placer rápido, más inmediato.
La infidelidad emocional puede ser el preludio de la infidelidad completa.
SIGNOS DE UNA INFIDELIDAD EMOCIONAL
¿Se puede identificar y detectar una infidelidad emocional?
Sí, existen por lo menos 12 señales de alarma con las que poder detectar estas conductas y poner medios para su verificación definitiva con detectives privados:
- La aparición de nuevos «amigos» o «amigas»
Podemos estar ante una infidelidad emocional cuando nuestra pareja reconoce haber hecho y mantener nuevos «amigos» o «amigas» del sexo opuesto.
- El confidente o paño de lágrimas
Compartir pensamientos, preocupaciones, esperanzas, miedos, pasiones y problemas es un claro síntoma de una relación de amistad íntima, lo que genera un fuerte vínculo emocional entre dos personas.
Esto puede ser visto como una traición de la confianza. Especialmente, cuando esta relación de intimidad es uno de los vínculos principales que se establecen en las parejas, un vínculo más fuerte que el sexual.
- Compartiendo intimidades
Compartir con una persona del sexo opuesto de lo que su matrimonio falla o carece, de lo que no le está haciendo feliz, puede llegar a ser un mensaje inequívoco de disponibilidad o receptibilidad.
- La comparación verbal y mental
Otra señal de alerta es la comparación verbal (y mental) que se realiza del matrimonio o pareja y estas amistades. Asociándose lo negativo a lo actual y lo positivo a lo que se puede descubrir por medio de la infidelidad.
- Pensar obsesivamente (y hasta soñar despierto) con la otra persona.
Ansiar ver a la otra persona, hasta el punto de no poder esperar para compartir novedades, pensar en qué vas a decirles cuando estás alejado e imaginar este reencuentro, son signos inequívocos de que la amistad no es tal, sino algo más profundo. Este sentido de expectativa, emoción, anticipación, etc, libera dopamina en los centros de recompensa del cerebro, reforzando patrones tóxicos. Pensar obsesivamente en la persona es una señal evidente de que algo no funciona bien. Obviamente, este tipo de relación no es una relación sana, ni la que se establecería con amigos convencionales.
- Creer que esta persona especial nos entiende como nadie.
Al principio de una nueva relación, siempre se idealiza ésta y se piensa que todo es perfecto, llegando a creerse que la persona especial es la que mejor nos entiende en este mundo. Obviamente, se trata de una ilusión y, en el caso de la infidelidad emocional, una ilusión peligrosa para el matrimonio, debido a que este «entendimiento» o «conexión especial» crea un vínculo que refuerza y profundiza la intimidad emocional, con la liberación de neuroquímicos placenteros, como la oxitocina, la hormona del amor y de la sensación de seguridad. Este enfoque también te pone en un estado de ánimo ‘obtener’.
- Distanciamiento: disminución progresiva del tiempo dedicado a la pareja, familia, trabajo.
El deseo de pasar más tiempo hablando, compartiendo con esta persona especial, hablando con ella, comienza a crecer y crecer, de manera que nos falte tiempo y que tengamos que quitárselo a otras cosas. A partir de aquí las excusas para no ir contigo, con tus hijos e incluso para ausentarse de sus responsabilidades laborales irán en aumento, sumado a un incremento de su apatía, irritabilidad e infelicidad, dado que el tiempo que no pasa con su amigo/a especial es tiempo «perdido».
- Mantener el secreto y tapar cualquier rastro.
El secretismo en sí mismo es una señal de alerta. Cuando dos personas establecen una relación de cercanía y de intimidad, al mismo tiempo crece la distancia entre ellos y el resto.
Los secretos crean un vínculo especial, un falso sentido de seguridad emocional y confianza con la otra persona; que suele venir acompañado de una injustificada desconfianza y suspicacia hacia su pareja, o aquellas personas que traten de interferir con su amistad especial.
- Irritabilidad, enojo y hasta crueldad
Aquí se observa un nuevo patrón adictivo y tóxico en el que se proyecta la infelicidad de no poder cumplir el sueño de pasar todo el tiempo con esa «persona especial», adquirIéndose la nociva costumbre de creernos en nuestro derecho para culpar y hasta maltratar a nuestra pareja por «obstaculizar» el normal desarrollo de esta nueva relación.
- Fantasear con tener una relación afectiva o sexual con la otra persona.
En algún momento, una o las dos personas podrían comenzar a fantasear con tener un relación afectiva o sexual con el otro. Estas fantasías podrían comenzar sacando a colación el tema de una manera sutil, lo que suma más intensidad, tensión y generación de neuroquímicos adictivos e intoxicantes que hacen que el patrón se refuerce.
- Dar o recibir regalos de la otra persona.
Otra señal de alerta serían los regalos. Regalar lleva todo un proceso: pensar qué le gusta o preguntarlo directamente, buscar el regalo, adquirirlo, dárselo a la otra persona, esperar su agradecimiento y atención, etc. Los regalos envían mensajes claros sobre la complicidad, la unión y sobre la necesidad de llamar la atención de la otra persona y de ser correspondido.
- Planear un encuentro y/o llevarlo a la práctica.
Esta señal de alerta sería el claro intento de cruzar la línea de una relación platónica, para pasar a una relación sexual. A pesar de las buenas intenciones y promesas de que no permitirán que nada pase, no es más que una excusa, ya que será una cuestión de tiempo de que el encuentro se produzca y se lleve al límite.
Si usted o su pareja notan que ya compartir tiempo juntos, lejos de ser una actividad que le resulte satisfactoria y hasta emocionante, y que, por el contrario el solo hecho de pensar en pasar tiempo en común le cause inconformidad, desgana o hasta desagrado, son señales que no debe pasar por alto, pues son signos evidentes de que en poco tiempo, muy seguramente, tornarán en otro tipo de acciones más notorias y hasta irreversibles para la salud emocional y futuro de la relación de la pareja.
La infidelidad no siempre es evidente, se sabe de muchos casos en los que la persona engañada ni siquiera alcanza a sospechar que está en una relación compartida (de tres), aún así hay elementos que funcionan como indicadores de que algo puede estar ocurriendo en la relación.
Hay ocasiones en que la persona que está siendo infiel cambia sus patrones de comportamiento levantando sospechas sobre sus irregulares actividades. Por ejemplo, quienes comienzan a tomar con mucho más esmero que de costumbre su aspecto personal, cambian de look y estilo de vestimenta -en ocasiones, radicalmente-, inician regímenes alimenticios inusuales, se apuntan al gimnasio o comienzan rutinas de ejercicio que meses antes pudieran no haber imaginado siquiera.
Observamos también un uso excesivo de su dispositivo móvil, del que sospechosamente no se despega. Pueden mostrarse irritable si se quedan sin batería y por nada del mundo permite que usted siquiera se acerque a la pantalla y mucho menos le da acceso a ver o revisar su teléfono.
Si repentinamente ha surgido más trabajo del habitual, jornadas larguísimas, montones de horas extra, asignaciones hasta más allá de la madrugada y hasta viajes inesperados a los que es imprescindible asistir.
También se dan casos en los que la persona que está siendo infiel se convierte de la noche a la mañana en alguien irascible, perennemente irritable, quiere discutir ante cualquier situación por tonta o sin sentido que ésta pueda parecer.
Otros, por el contrario, se tornan evasivos y son incapaces en muchos casos de sostenerle la mirada cuando intenta conectar visualmente.
En otros patrones de comportamiento se han dado situaciones en la que la persona que está siendo infiel luce más complaciente sin que esto responda a ninguna razón aparente o justificada, algunos incluyen regalos tales como viajes, obsequios costosos entre otros. Aquí el sentimiento de culpa pudiera ser la causante de su nueva actitud.
Identificar olores no usuales podría indicarle que hay alguien más en la relación, si su pareja suele oler de una manera generalmente y detecta que su aroma cambió, esta pudiera ser una señal de que hay alguien más.
Si desaparece durante horas e intenta justificarse una y otra vez, inventando excusas que difícilmente son creíbles, también podría estar en presencia de una infidelidad.
Las señales que pueden ponernos en alerta de que estamos siendo objeto de una infidelidad son muchas y tal como comentamos antes también existen los casos en los que no hay ninguna alerta clara que nos haga sospechar que nos están engañando.
Todas las infidelidades no son iguales si bien causan un impacto en la relación de pareja y algunas veces daños irreparables en la estabilidad futura o continuación de la misma.
Un aspecto importante y algunas veces determinante para establecer la magnitud que puede ocasionar una infidelidad es la etapa en la que se encuentre la relación, así como el tipo de infidelidad de la que hablemos porque, aunque nos resulte familiar, y como ya lo comentamos previamente es que, no todas las infidelidades son iguales.
Existen infidelidades producto de una noche loca, en las que el alcohol hizo de las suyas y generó un encuentro sexual que no conllevará mayor trascendencia ni repercusión más allá del efímero encuentro. Se incluyen aquí también los casos del sexo de pago, siempre y cuando no sea una conducta que se mantenga en el tiempo, sino algo fortuito, puntual.
Están los casos de infidelidades eventuales en las que de manera ocasional y sólo como un intercambio de sexo se generan los encuentros. Estos son los casos en los que por buscar algo diferente, salir de la rutina o vivir una experiencia que raye en lo peligroso, se promueven este tipo de experiencias.
Ocurren otro tipo de situaciones es en los que la infidelidad se da con la misma persona de manera constante y sostenida, siempre siendo el sexo el principal protagonista o razón de ser.
Hay infidelidades en las que no solamente interviene el sexo, sino que entran en la escena otros muchos factores como el afecto y el vínculo emocional entre los amantes.
Tenemos también a los infieles compulsivos que engañan a su pareja de manera habitual, sin importar con quien, sin medir ni controlar sus impulsos sexuales llegando a los límites de la promiscuidad sexual. Hay infidelidades que han escalado, en las que la persona se encuentra viviendo dos vidas paralelas, con vínculos emocionales y afectivos sólidos en ambos casos. Y aunque parezca extraído de la ficción, hay personas que son capaces de establecer vínculos emocionales con varias amantes a la vez.
A la más mínima sospecha, consulte a una agencia de detectives privados. No deje que sus temores, probablemente inciertos, mine una relación saludable. La desconfianza irracional podría acabar con su relación: consulte a los profesionales de esta materia: los detectives privados, para poder poner luz y descubrir qué sucede realmente: si no hay nada o descubrir la infidelidad.
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